domingo, 29 de abril de 2012

Dr. Carlos Villanueva: ¡éste es mi pueblo!


Exposición del Dr. Carlos Villanueva, rector de SITB, en el encuentro del 20/04/12
Permítanme que introduzca lo que yo voy a decir con una reflexión personal.
Soy producto de la iglesia evangélica. No de los Bautistas: de la iglesia evangélica. Nací, como se dice, en un hogar cristiano en donde yo era el único varón de tres familias. Mis dos tías y mi mamá (separada) y mi abuela (separada), yo el único varón de la familia. De una abuela Pentecostal (y yo anoto aquí profundamente Pentecostal). No Pentecostal de los de ahora, sino de los de antes. Que se la pasaban de rodilla todos los días, que nos llevaban a los cultos todos los días, y donde teníamos que ayunar dos días por semana. Y de hablar en lenguas (¡no podía ser que no!) porque te daban hasta que hablabas en lenguas. De una madre, también separada, que era Hermano Libre y que siempre me dijo que íbamos a una iglesia Bautista sólo porque no había iglesia de los Hermanos Libres cerca y lamentaba que tuviésemos que ir a esa iglesia. Y ya mi rebeldía me hizo que yo hiciera Bautista.
Crecí en un contexto evangélico muy, muy, muy humilde. Todos los días íbamos a la iglesia con mi abuela porque ella era la que nos cuidaba a mi hermana y a mi, dado que mi mama trabajaba para sostenernos. Las iglesias a las que íbamos, todas estaban en villas de emergencia… en distintas villas de emergencia. Muy carenciadas, de gente muy humilde. Y aprendí a convivir con ellos y servir y codearme en ese ambiente. Nosotros también eramos de una familia muy humilde, muy sencilla. Y comencé a  darme cuenta de su respeto por la Palabra, por la Biblia, cómo ellos vivían su fe. Quizás no tenían la reflexión que hoy buscamos y deseamos o anhelamos, y nos parece que es lo mejor. Era una religiosidad autentica que salía de aquellos, que como dijo Norberto [Saracco] hace un momento, no llegaban a fin de mes. Y que el ayuno además de un requerimiento eclesial era una necesidad familiar. ¡Contábamos lo que íbamos a comer!
Mi vida giró en la iglesia. Y por eso que de alguna manera, al pensar en la iglesia y al leer este documento, el cual leí un par de veces (no todas las veces que yo hubiera querido leer, hubiera querido leerlo más). Me dí cuenta de que, en un sentido, hace una reflexión correcta de la iglesia latinoamericana.

Al mismo tiempo yo pienso básicamente en la iglesia argentina. Recuerdo que a principios del siglo XX nosotros [los evangélicos] no llegábamos a ser el 1% y hoy, según las estimaciones más conservadoras, superamos el 10% de la población de nuestro país. Nuestra iglesia argentina, la iglesia evangélica argentina, tiene una deuda con su país. Porque hoy somos un número significativo, y sin embargo, los mismos pecados que se vienen denunciando desde hace 20 o 30 años siguen siendo los pecados que vemos en nuestra sociedad: el abuso, la violencia, el abuso de los más débiles (de las mujeres especialmente), siguen siendo algunos de los problemas que vemos.
Pero me pareció que a este documento también le falto reconocer que somos hijos de nuestro tiempo. Esta es nuestra época. La posmodernidad, híper modernidad, meta modernidad, modernidad liquida, modernidad reflexiva. No sé los nombres verdad. Mañana tengo que hablar en un lugar sobre eso y puse todos los nombres que le han dado y termino diciendo esta “edad sin nombre”, porque de verdad, si es que tiene tantos nombres es porque no tiene ninguno.
Pero si una cosa es cierta los miembros de nuestras iglesia, la gente a las cuales nosotros estamos tratando de alcanzar con la Palabra del Evangelio son personas que vienen de este contexto y obviamente el Señor ha hecho un cambio. Yo doy gracias Dios por el cambio que ha hecho en mi vida, porque yo he encontrado en él lo que necesitaba viniendo de un contexto tan difícil. Pero igual somos parte de nuestro pueblo, de nuestro tiempo. Nuestro tiempo tiene estas características: individualismo, la falta de un dogmatismo, el relativismo teológico y eclesiológico, la pérdida de las fronteras denominacionales (que es un gran bendición pero se ha perdido tanto que ya ahora casi nos pasamos al campo de al lado). Es decir, vivimos un momento y quizás parte del problema de nuestras iglesias es que esta representando a su tiempo. Acá viene la lucha de si la iglesia debiera ser caja de resonancia de la sociedad que la rodea, o si debiera transformarla. Estoy de acuerdo con la contracultura cristiana, pero la verdad que quienes vienen a nuestras congregaciones, vienen con un esquema de pensamiento distinto.
Es cierto también que estamos viviendo época donde hay una economía religiosa comercial que asusta. Un pastor en un retiro de pastores que tuvimos hace una semana, exactamente una semana, dijo que estamos marchando de la centralidad del sermón al mensaje de autoayuda; del himno al corito popular y emocional; del culto celebratorio al culto mediático pensado en y para las personas; del sentido del pecado a una tolerancia más permisiva; del estudio de la Biblia a una lectura “ocasional” de la Biblia (ya nadie lleva la Biblia a la iglesia porque la pasan en un retroproyector cuando se pasa algo); del pastor al gerente; de un ministerio centrado en la gente a un ministerio distante y profesional. Esta es una parte de la realidad. Pero al mismo tiempo conozco y he participado con grupos que tienen defensa de las mujeres golpeadas (tema que me parece muy bien que se haya incorporado aquí), que habla de todo el proceso de marginalidad o la falta de oportunidad para los jóvenes, que no lo veo reflejado en el documento. Es una de las carencias del documento.
No es toda la iglesia. Estoy de acuerdo con lo que dice aquí. Pero es la mitad del discurso. Falta una parte del discurso. Y esa parte del discurso es el profundo esfuerzo que se hace en pequeñas congregaciones muy simples, donde hermanos con una preparación muy sencilla hacen el mayor esfuerzo posible para dar a aquellos que están sufriendo, y alcanzarles con la Palabra porque la Palabra para ellos significó algo importante.
Comparto ciento por ciento lo que dijo Norberto hace un momento. Si hoy ocurriera un cataclismo, y solo sobrevivieran estos libros, y alguien los descubriera dentro de cien años, y tuviera que decir como era la iglesia de hace cien años, quedaría con una imagen muy triste, y yo creo que esa sola no es la iglesia. Es verdad es que en el mercado religioso tenemos un montón de elementos que nos hacen llorar de dolor al ver lo que está ocurriendo. Pero hay muchos otros, sencillos, simples, que comienzan en las congregaciones de base, que tiene que ver con aquellos que no tienen acceso a otra manera de expresarse o de mostrar lo que están haciendo, y que están haciendo un profundo esfuerzo por cambiar su medio ambiente, para que su barrio sea mas seguro, para que en su grupo halle elementos que permitan a los demás alcanzar el alimento de todos los días. Para que aquellos que son golpeados, violados o lastimados, tengan un hombro donde llorar y un lugar donde puedan ser aconsejados y sostenidos.
La iglesia latinoamericana tiene muchísimos pecados, y me sumo a lo de Norberto, pero tiene virtudes. Creo que hay un proceso de crecimiento. Creo que hay desde abajo algo que está naciendo, que está haciendo que las iglesias tomen conciencia y que los hermanos tomen conciencia de la realidad que se está viviendo. Y eso debiera estar documento. Eso debiera estar reflejado en algún lugar. Reconocer a aquellos que hacen un profundo esfuerzo. Debiéramos darle la honra que merecen para que sirvan de estimulo a otros, que teniendo elementos, no lo están haciendo. Pero ellos, de la manera mas sencilla y de la forma con menos elementos a su mano, con menos preparación, están haciendo un aporte significativo.
Soy parte de la iglesia. Esta es mi iglesia. La iglesia latinoamericana es mi iglesia. La iglesia argentina es mi iglesia. Y los pecados son los míos también. Y me parece que este elemento también falta en el documento. Parece escrito por alguien que no tiene nada que ver con lo que pasa. Y la verdad es que yo me rebelo y me enojo con lo que pasa, pero reconozco, como hizo lo hizo Nehemías, Daniel, este es mi pueblo, y yo también tengo niveles de responsabilidad para cambiar esta situación si creo que está mal. Gracias.
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