domingo, 29 de abril de 2012

Eduardo Tatángelo: “Hay que recuperar todas las voces”.


Esta es una transcripción de la exposición del Decano de IBBA, Mgter. Eduardo Tatángelo, durante la reunión llevada a cabo en IBBA el 20/04/12 como parte de los Encuentros de Participación en preparación para CLADE V.
Es un gusto especial poder participar de esta mesa. Yo recuerdo un devocional cuando yo empezaba a estudiar en el IBBA hace, no quiero decir los años, y ese devocional que me impactó muchísimo lo daba un ya celebre profesor de teología que se llama René Padilla. Lo cuento para decir con qué humildad me siento acá.
En lo que hace al Cuaderno de Participación en sí mismo, yo quiero marcar cuatro reconocimientos, cuatro fuertes reconocimientos al aporte del Cuaderno y después voy a marcar cuatro preguntas que le hago al Cuaderno o carencias que veo en el Cuaderno.
En primer, el casi elogio que le quiero hacer a los que trabajaron en el cuaderno es recuperar el concepto teológico de seguimiento. Porque este concepto teológico y pastoral es quizás de los mas antiguos de nuestra tradición evangélica. El concepto del seguimiento lo redescubrieron los anabaptistas allá cuando estaban poniendo los primeros ladrillitos de lo que ahora llamamos iglesia evangélica o protestantismo. Y tenía que ver con repensar algunos de los dogmas del protestantismo magisterial oficial que ponía tanto énfasis, a partir de Lutero, en la justificación por fe, la imputación de la justicia, y que tenía una preocupación muy seria porque la justicia de la iglesia fuera una justicia vivida, no solo una justicia impartida, una justicia creída, sino que fuese vivida, vivir el reino. Y por eso me parece que es fuertemente elogiable que reaparezca como un eje o tema central en el Cuaderno. Yo creo que la iglesia evangélica, y sobre todo pensando en los aportes que se han hecho en esta mesa, necesitan recuperar el concepto de seguimiento que además es un concepto central en la vida y la práctica de Jesús en los Evangelios.

Lamentablemente, una de las carencias que hemos tenido como iglesia evangélica en América Latina es que hemos trabajado mucho a partir de una teología evangélica, de la conversión, la salvación y el pasaje al cielo. Estoy de acuerdo con Norberto fue un gran tema en los 70 y 80, pero perdura en la iglesia, en la prédica y en la práctica de la iglesia, en el sentido de que lo importante es que la gente conozca a Cristo y tome una decisión en ese sentido, y empiece a congregarse.
Entonces me parece que introducir un concepto teológico que es revolucionario como el seguimiento, me parece un gran logro y yo creo que nos llama a repensar cuanto trabajamos a partir del seguimiento en nuestras comunidades.
Luego, en esto no voy a abundar porque se habló mucho, veo un énfasis de un Evangelio encarnado en la realidad social latinoamericana, y es cierto que hablamos poco en nuestras iglesias de la realidad social latinoamericana. Es cierto que nos cuesta todavía unir el culto al noticiero. Es cierto que si uno nombra ciertas cosas en las comunidades de fe desde el pulpito hay gente que se incomoda o no logra conectarse con el orador, por que supone que el púlpito es un lugar donde se ha de hablar de cosas espirituales. Por ejemplo: reflexionar sobre la tragedia de Once. Reflexionar porqué como sociedad nos pasan esas cosas. Creo que este llamado a recordar que tenemos que vivir un Evangelio que se encarna en la realidad social es muy importante. El viernes pasado estaba en una reunión de oración, y uno de los participantes de la reunión de oración, es un chofer de la línea [de colectivos] 60, y el nos contaba cómo desde el gobierno nacional y provincial, y desde el sindicato UTA se trabajaba mancomunadamente para generar mas conflicto sindical para poder expulsar a los delegados de la 60, que son delegados combativos. ¡Y después oramos!
Es decir, tiene que ver con esto el evangelio encarnado. Tiene que ver con que compartimos la vivencia de personas que viven esta realidad. ¿Cuantos hermanos nuestros, yo no lo sé, murieron en la tragedia de Once? ¿Cuantos viajan como ganado como viajan la mayoría? Para tomar un solo punto. Y me parece que hay un trabajo para hacer, que no está hecho. Y que el llamado del libro y del encuentro, yo creo que es positivo.
Luego creo que el Cuaderno de Participación recupera mucho de los aportes de la teología latinoamericana, del largo trayecto que tiene la teología latinoamericana, con la que individualmente comparto muchas reflexiones e ideas, y otras no. Pero la reflexión está. Y creo que está relacionado con lo anterior. Que todavía le debemos a Latinoamérica una teología latinoamericana. Yo creo que le debemos a Latinoamérica una teología latinoamericana: una teología donde esté claro que esa reflexión y esa prédica se hace desde nuestro contexto. Y creo que va a ser una tarea pendiente así que se plantee como necesidad, me parece positivo.
Luego y por ultimo, me parece muy positivo que el libro incluya algunos temas de una agenda renovada para la iglesia, de temas que no han sido suficientemente pensados hasta ahora y creo que la violencia contra la mujer, a la cual el cuaderno le da un gran énfasis, es un tema del que nos tenemos que hacer cargo, porque la violencia contra las mujeres está en nuestras iglesias. Y no solo afuera. En esa reunión de oración, que les contaba la semana pasada, y que ahora están reunidos, había una mujer evangélica al cual su esposo evangélico le pega… Y entonces creo que se planteen estos temas para que tengamos en primer lugar el coraje de hablarlos.
Muy bien, ahora paso a mis cuatro preguntas, o dudas, o carencias que veo en el Cuaderno. En algunas voy a coincidir mucho con Carlos y también con Norberto. Yo creo que al Cuaderno le falta una reflexión mas profunda del estado de la iglesia evangélica en America Latina. Creo que es una reflexión superficial. Si uno mira el Cuaderno, y lo lee, aparece una realidad un poco estereotipada. Yo me hice esta imagen: hay un pequeño grupo de cristianos, muy pequeño, que en general es identificado con una postura ideológica y teológica y frente a eso una gran masa de creyentes estupidizados, atrás de pastores alienantes, manipuladores, negociadores, negociantes, es decir, esa realidad que presenta el Cuaderno es una realidad de opuestos y en medio no hay nada. No parece haber una iglesia que sin compartir aún los presupuestos teológicos de este libro, camina a partir de los impulsos que le ha dado la Fraternidad y los CLADE. Yo hablaba con un colega de acá del IBBA que vi el otro día, y decíamos que hoy ya la iglesia no piensa mas la misión como la pensaba, porque han estado los CLADE y está el concepto de Misión Integral y está todo… No podemos ya no pensarlo así. Aún el que no quiera pensarlo. Pero me parece que habría que mejorar una reflexión, más seria, de dónde está parada la iglesia evangélica hoy y qué está viviendo. Pienso que de ahí saldría una mirada también más realista de los sectores populares, que no solo acá son idealizados algunos grupos étnicos o culturas, sino también los sectores populares, porque digo, cuando los sectores populares parecen seguir los dictados de una teología progresista y renovadora, son movimientos populares, pero cuando van a una iglesia Pentecostal o Neopentecostal, son pobre gente manipulada. Y creo que aquí hay una subestimación de porqué los sectores populares responden a ciertos discursos teológicos que parecen tener una gran capacidad para llegar a su necesidad y a su corazón. Me parece que ahí hay una reflexión necesaria.
Paso al segundo punto. Yo creo que faltan también mediaciones de análisis de la realidad social latinoamericana. Acá hay un corte sobre todo ideológico y teológico. Falta un corte sociológico y antropológico. Yo tampoco veo en el libro claramente a Latinoamérica con toda su complejidad. Yo se que eso, es mas si me lo proponen no lo hago, es muy difícil plasmar, pero por ejemplo me hubiera gustado una mayor reflexión sobre lo que es la cultura latinoamericana hoy. Como dice García Canclini, estas culturas híbridas, que son hoy las culturas latinoamericanas. Porque ya no creo que sea posible hablar de la cultura latinoamericana. Y entonces me gustaría que se avance también en ese sentido.
Luego, yo creo que falta una recuperación positiva de las raíces, los aportes, la historia y las tradiciones evangélicas en América Latina. Yo ya no acepto que la iglesia de la cual vale la pena hablar, la iglesia evangélica de la cual vale la pena hablar, es la que se alinea detrás de determinado discurso teológico, porque la iglesia evangélica en general, hablando de todas sus tradiciones y sus corrientes, ha hecho un aporte monumental en Latinoamérica. También las más conservadoras, con su manera de entender el Evangelio y demás. Y creo que eso tiene que ser recuperado con más seriedad porque si no va a ser muy difícil discutir para adelante, y construir para adelante. Si yo digo no me gusta como piensa la realidad social todo este sector que sospecho es mayoritario en la iglesia evangélica, ¿con quién vamos a trabajar? ¿con quién seguimos? ¿con quién avanzamos?
Porque también, y en eso estoy totalmente de acuerdo con Norberto, nos quedamos en los 70 (porque los libros de los 70 lo dicen) si decimos que la iglesia evangélica en America Latina es el Evangelio de los misioneros norteamericanos que poco tenían que decir al contexto local. Ya no está más. Esa iglesia desapareció. Voló en mil pedazos. Y creció otra iglesia, ésta iglesia tan variopinta de la cual formamos parte.
Pero creo que hay que rescatar una reflexión mas pausada más atenta de las cosas que están pasando en la iglesia en América Latina. Y también una recuperación teológica. A mi me duele cuando se dice que teológica latinoamericana es esto. Es como que cierta teología evangélica y protestante ni siquiera califica para ser llamada teológica latinoamericana, y esto a mi me duele. Yo no me considero un teólogo latinoamericano, pues no considero tener la estatura para ser teólogo (siempre digo: yo no soy teólogo, soy profesor de teología, no llegué a ser teólogo). Siempre me doy cuenta que en nuestras clases, en este y otros seminarios, en nuestras iglesias, hay reflexión teológica. Quizás esa gente que reflexiona no está afiliada al liberacionismo teológico, o no está afiliada a la Fraternidad Teologica Latinoamericana. Pero, ¿acaso no es una reflexión teológica válida? Con sus más y sus menos y sus menos. Con sus pobrezas. Hay que recuperar la teología evangélica existente para caminar hacia una teología evangélica futura. Yo también creo más latinoamericana. Y entonces relacionado con eso creo que el libro debe clarificar mejor sus paradigmas. Y debe, si me permiten decirlo así, ser más honesto con sus paradigmas. Yo también, que no soy un experto en fraternidad ni en teológica latinoamericana, veo un corrimiento. Veo un corrimiento en el libro hacia posiciones más liberacionistas, si se quiere decir así ya que las clasificaciones teológicas son un engorro. Más liberacionista y un poco más alejada de la Misión Integral. Es más me llama la atención como se cita la Misión Integral: “lo que se suele llamar Misión Integral”. Porque sabemos los que hemos leídos los libros de la historia de la teología evangélica en America Latina, cuánto desde la teológica más liberacionista y de la Teología de la Liberación se criticó a la Misión Integral como un proyecto reformista. Es así, está aca abajo, en cualquier biblioteca. Y me parece que acá hay un corrimiento desde una visión claramente parada en la Misión Integral a una postura más cercana a los que fueron las teológias de la liberación y a lo que son las teologías de la liberación. No lo veo mas me parece bien. Me parece potable, posible. Pero me parece que hay que decirlo, porque si no le robamos la voz a los demás. Les robamos la voz a los demás. Porque decimos que la voz es esto. Y creo que lo bueno de lo que venga para adelante es recuperar todas las voces. Muchas gracias.
Si querés escuchar el audio, hacé click aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario